Los minerales procesados con una técnica de concentración generan residuos que deben almacenarse en instalaciones diseñadas de acuerdo con requisitos técnicos, económicos, jurídicos, medioambientales y sociales específicos. Durante la vida operativa de las presas de relaves, el impacto en el medio ambiente y en las comunidades circundantes se controla mediante programas incluidos en las certificaciones medioambientales obligatorias. Una vez finalizada la explotación minera, se inicia la fase de cierre, durante la cual se rehabilita la instalación de almacenamiento de relaves.
A la hora de cerrar una presa de relaves, se tienen en cuenta factores como la ubicación, las propiedades físicas y químicas de los relaves, el método de construcción del embalse y el comportamiento de los relaves a largo plazo. Para ello, es importante predecir la reacción de los residuos en contacto con el oxígeno y el agua, así como su capacidad para generar acidez y lixiviar metales.
El plan de cierre de la presa de relaves debe garantizar la estabilidad física, química, hidrológica y biológica en el periodo posterior al cierre. Uno de los retos más significativos para lograr la estabilidad de los residuos mineros con potencial de generación de acidez es el contacto con el oxígeno y el agua; por lo tanto, para lograr la estabilidad química, puede ser necesario el uso de barreras impermeables o semipermeables. Cada alternativa comprende una serie de actividades de cierre que generan distintos costes directos e indirectos.
En las explotaciones mineras que utilizan la concentración de minerales, el coste del cierre de la instalación de relaves suele representar el 21% del presupuesto total de cierre. La solución propuesta para asegurar la estabilidad química en el cierre del TSF es añadir cubiertas impermeables. Consisten en un revestimiento de arcilla o arcilla geosintética colocado sobre los residuos, encima del cual se coloca una capa de material de drenaje para dirigir el agua a una cubierta de suelo orgánico que sustente la vegetación.
Las principales consideraciones de cierre dentro del presupuesto para rehabilitar las presas de relaves son la estabilidad física, química e hidrológica, así como la revegetación. En el caso de los TSF con potencial para generar acidez, la estabilidad química suele representar el 75% del coste directo del cierre de la presa.
